Por Nancy Rodríguez
“Soy una persona que ama profundamente a San Luis Potosí, mi tierra. Por eso no les voy a fallar seguiremos trabajando para mejorar las condiciones de las familias potosinas”.
Así se expresa la Senadora Leonor Noyola Contreras, quien nació con una secuela de poliomelitis que no pudo contrarrestar, pues sus padres no quisieron vacunarla. Tenían el temor de que muriera.
“Vengo de una familia super baja de recursos, soy de las bases”, nos subraya la senadora del grupo parlamentario del PRD
Recuerda con nostalgia que cuando era pequeña, se iba con su papá que era campesino a los rios y metía sus pequeños pies al agua.
“Soy de una familia de 10 hermanos, soy la más chica y la única que ando en esto de la política”, nos comenta con su espontanea sonrisa.
La senadora Leonor Noyola, quien es la única mujer de su grupo parlamentario y que ganó por mayoría relativa, recuerda así su paso por la escuela.
“Con mucho sacrificio termine la primaria, Y tenía una estatura muy chiquita y caminaba agarrándome mi rodilla. La secuela de polio nunca me dejo”
Rememora que, en una época de tunas, una de sus hermanas empezó a trabajar cosechando tuna y nopales
“Nos íbamos a las parcelas a cortar tunas y nopales. Y mi mamá empezó a platicar con la jefa de mi hermana”
Fue entonces que esa patrona, le ofreció a su mamá que también se fuera a trabajar con ella, para darle el Seguro Social y llevara a su hija a atender y le pudieran ayudar con su enfermedad de polio.
“Pero mi papá se opuso a que me llevaran al doctor”, nos cuenta la Senadora.
“Como necesitaba una operación, mi papá tenía el temor de que yo me fuera a morir en la intervención”.
Pero a los once años, su ilusión de caminar bien y poder enderezar su columna, la impulsó a inscribirse ella sola al Seguro Social.
Yo quería caminar, bailar, ir a las fiestas, siempre me ha gustado la música y la sentía en el cuerpo, y hasta la fecha”, nos dice emocionada.
Fue entonces que su mamá, a escondidas de su papá, la llevo a las consultas y por fin llegó el día de la operación.
“Mi mamá estaba aterrada”, nos cuenta la Senadora. ¿Qué le diría a su padre si Leonor moría?
Pero, contra todo pronóstico, aquella niña emprendedora y arrojada salió avante.
“Pude enderezar mi columna y lograr apoyar mejor mis pies en el suelo, aunque no se libró del todo el padecimiento”, detalla.
Hasta ahora, la Senadora Potosina, se ayuda de dos bastones y ocasionalmente utiliza la silla de ruedas.
Ésta condición no le impide estar en conferencias de prensa, sesiones en el pleno, pasar a tribuna y hasta dar entrevistas, siempre con la mejor sonrisa.
“Ahora, tengo la oportunidad de ayudar a mi gente, a mi comunidad y hare todo lo que está de mi parte para llevar bienestar a mi tierra”, nos asegura la legisladora.
Llega a su memoria la discriminación que sufrió durante las campañas, allá en San Luis Potosí.
“Me decían comentarios ofensivos, que una vende nopales, que una vende gorditas, ¿qué porqué iban a apoyarme?”, recuerda.
“Estar en el Senado, todavía no me lo creo. Es un sueño. Y sé que muchos desearían estar en mi lugar. Por eso daré lo mejor de mí, para no defraudar a mi gente”.
Leonor Noyola es la presidente de la Comisión de Asuntos indígenas.
También, Integrante de la Comisión de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Rural, de la Comisión de Derechos Humanos y de la Comisión de Seguridad Social.
Mucho trabajo por delante. Una mujer con la historia y carácter de la Senadora Leonor Noyola enriquecerá las aportaciones a favor de un México mejor.
Ella es una Senadora de Oro Sólido.